sábado, 8 de octubre de 2011

Nuestras Sombras


Es increíble cómo llegan a nuestra vida las respuestas, por las cuales nos hemos estado devanando los sesos días y noches enteras. Por lo general terminan siendo más sencillas de lo que esperábamos, así como también descubrimos que las teníamos tan frente de las narices que éramos incapaces de verlas.

Siempre, o la mayoría de las veces, nos encontramos enfrentando una batalla campal con nosotros mismos, con nuestras debilidades, con nuestros pecados, nuestras ansias de hacer y deshacer. Negándonos nuestras realidades y nuestra esencia. Tratando de escondernos del lado obscuro que habita en nuestra inconsciencia; luchando con nuestros monstruos internos, con todo aquello que nos enseñamos a rechazar. 

El texto a continuación, llego a mis manos por causalidad, y justo en medio de una de esas batallas; en medio de una lucha interna, contra algo que creo que es incorrecto, pero que no puedo negar que está allí, en el subconsciente. Es de un libro de tarot, en el cual el autor describe las cartas desde el punto de vista psicológico, presentándolas como arquetipos y comportamientos; llevando la lectura de las cartas a su verdadero objetivo que es el de la autorrealización.

“De lo que se trata, sobre todo, es de admitir en primer lugar los deseos y tendencias reprimidas y buscar luego una posibilidad de integrarlas en nuestra personalidad consciente viviéndolas de manera responsable. Es posible entonces que aquello que fue destructivo, una vez que está de nuevo en su sitio se vuelva constructivo. En ningún momento debemos pensar que este proceso es inocuo. Las personas que llegan a conocer su sombra y a vivir los aspectos reprimidos nunca son inofensivas. Pueden ser terriblemente problemáticas, provocadoras o alarmantes. Pero saben lo que están haciendo, lo hacen conscientemente y asumen la responsabilidad.

Todo aquello que censuramos no nos deja en paz hasta que finalmente permitimos su existencia. Cuando más lo combatimos y lo reprimimos, más ocupados nos tiene, y mayor es la atracción y la fascinación que ejerce sobre nosotros. Mientras no queramos o no podamos ver en nuestro interior los poderes, los percibiremos continuamente de los demás, que es, naturalmente, mucho más placentero para el ego.” El Tarot y el viaje del Héroe. Hajo Banzhaf

La carta a la que el autor se refiere es el diablo; que representa nuestros miedos, nuestros bajos instintos y la manera en que a nivel consciente nos aferramos a destruir algo que forma parte de nosotros y cuya energía debe ser reconducida hacia cosas útiles tanto para nosotros como para nuestro entorno. 

Una persona que insiste en no ser chismosa, tiene una gran necesidad de comunicarse de manera imaginativa; y la comunicación imaginativa le lleva a ser chismoso e intrigante, lo que sabe termina causándole problemas con el entorno y en consecuencia que las personas se alejen de ella. Entonces comienza la batalla titánica contra su imaginación florida y exacerbada, se niegas a ser de esa manera y termina coartando algo que está en su naturaleza; Cuando lo más sencillo sería primero aceptar que sencillamente es así y canalizar ese caudal de imaginación hacia cosas más productivas como escribir cuentos. Esto solo por poner un ejemplo sencillo. Habrán situaciones un poco más complejas, que requerirán de ayuda profesional, pero es un inicio; empezar por algo sencillo y fácil de reinsertar y redirigir en nuestra vida. Porque lo aceptemos o no, hay mucha fuerza contenida en aquellas sombras que reprimimos. Lo ideal es utilizarla a nuestro favor antes de que ellas vayan en nuestra contra.

Por: Thaydee Alvarez

sábado, 20 de agosto de 2011

Miremos de nuevo nuestro Dar



A veces es impresionante ver la manera en que decidimos que en nuestra vida nada de lo que hemos hecho, ha valido la pena. Que lo que somos como personas no tiene valor ni siquiera para nosotros, ni para nadie; que no merecemos la confianza de nadie y lo que es peor, no ... somos capaces de confiar en nosotros mismos y menos en el universo que tan amablemente suele proveernos…

Es sorprendente nuestra capacidad de dejarnos derrotar por nuestros pensamientos más negativos y perversos; en lugar de darles la vuelta y buscar su autentica naturaleza y razón de ser… generalmente representan nuestras dudas, miedos y temores más profundos. Cuántas veces hemos dejado de hacer cosas o enfrentar situaciones, simplemente porque nos hemos puesto a pensar y terminamos pagándonos y dándonos el vuelto, como decimos acá en criollo; Nuestra mente está condicionada por nuestras ideas fijas de cómo se supone que deberían ser las cosas… Como por ejemplo: Si debo pasar una temporada en cama por una operación, un accidente, flojera o lo que sea, entonces espero que todo el mundo me atienda y me tenga consideración (aparte de hacer las cosas que no voy a poder o no quiero hacer), y no desde el amor, sino desde la obligación; y entonces empezamos a pensar… y si no hacen esto?, y si me dejan solo? Como hago mi almuerzo, como mantengo limpia la casa? … y vamos más allá…. “Voy a pasar medio día gritando para que no olviden sacar el perro para que no haga sus necesidades en la casa”, y de paso nos vamos enojando. “Si no son capaces de sacarlo ahorita que estoy bien… hay Dios como será después????...

O cosas como esta… “Nadie en esta casa se ocupa de recoger la ropa en la tintorería, si cayera enfermo no habría quien la retire”… “Si no trabajo nadie come…. Son incapaces de hacer nada sin mi”… o decimos frases acidas como “Si no tuviera manos, quien carámbanos saca la basura”… Y así vamos… Llenándonos de ideas preconcebidas, sencillamente porque dejamos que nuestra mente nos controle con lo que consideramos debería ser… tiene que ser y no puede ser de otra manera.

Al final esto no es más que egocentrismo y un terrible miedo a enfrentar las cosas tal como son. Solemos pensar que todo lo que hacemos por “quien sea” debe tener una recompensa y además “quien sea”, está atado de por vida a una responsabilidad que le adicionamos sin que nos la pidiera, como el caso de los hijos “Yo que me partí el lomo para que estudiaras y te hicieras un hombre de bien y ahora que estoy viejo ni me visitas ni te ocupas de mi”… La mente nos disfraza el Dar con obligación y perdemos la capacidad de confiar, tanto en lo que dimos como en aquellos que recibieron lo que hemos dado…

La mente cambia el dar por amor, en un negocio de compra y venta; en donde se Da “algo” (amor, compasión, ayuda, comida, etc) para obtener CONSIDERACION Y COMISERACION. Un negocio, en donde el que da pierde valor ante sus propios ojos, porque sencillamente no ha confiado en lo que ha hecho, no confía en su trabajo, en lo que da, en la calidad de lo que dio y enseño. No confía en el Amor que le ofrecen y es incapaz de abrirse a recibir lo que sencillamente va a recibir.

Y es allí donde comienza la gran tortura, no valgo nada para nadie, no soy nadie, tanto sacrificio para nada… no damos palizas mentales denigrando de nuestra esencia y nuestro valor… y de paso le echamos la culpa a los demás cuando realmente es nuestra falta de confianza y de autoestima la que nos está saboteando.

Es necesario confiar en lo que somos, en lo que hemos hecho y en lo que hemos dado desde el amor. La vida y las situaciones hay que disfrutarla desde la confianza en uno mismo, desde nuestro amor propio, desde la certeza de que lo que hicimos está bien y que lo demás viene por añadidura si realmente nos toca.

Es importante confiar en nuestro trabajo, en nuestros logros, en lo que hemos enseñado a nuestros semejantes; en lo que hemos aprendido y confiar en lo que estamos dispuestos a aprender… Confiar en nuestra capacidad de amar y tener fe en que las cosas siempre salen como tienen que salir… que siempre contaremos con la ayuda que realmente necesitamos, no con la que deseamos nos den.

Tyar.